Tu plato favorito
Cuando les dije a mis amigas que para Navidades pensaba escribir sobre alimentación, me dijeron “yo creo que no es buena idea… precisamente en Navidades todos nos pasamos un poco con la comida y la bebida y no nos apetece mucho que nos hablen de dietas o cosas así”.
Me resultó curioso que solo el hecho de escuchar “te voy a contar algo sobre alimentación”, pudiera hacer saltar el resorte de “¡alarma! ¡me van a decir algo que ahora no quiero oír!”
Así que… trasteando un poco en esta curiosidad… pensé «dale la vuelta»… «que sean ell@s los que cuenten»… ¿Qué te parece? ¿Me acompañas?
Accede directamente a lo que más te interese:
Dime… ¿Cuál es tu plato favorito?
Seguro que en tu mente ya ha aparecido… es incluso muy probable que hayan aparecido unos cuantos y no sepas por cuál decidirte 🙂 … incluso es posible que tu boca ya haya empezado a salivar sin saber siquiera cuál has elegido ni haberlo visto… salvo en tu imaginación…
Está bien… observa cómo se mueve tu mente de un plato a otro y dale tiempo hasta que finalmente elija uno…
¿Ya lo tienes?… Sin decirme qué es ¿me ayudas a adivinarlo?… Déjame unos segundos detrás de cada pregunta para que pueda ir visualizándolo en mi mente…
Primero su aspecto… dime…
¿tiene muchos colores o pocos? ¿son colores vivos y brillantes o son colores más apagados? ¿cuál es el que más te llama la atención?
¿y su forma?… ¿son trocitos pequeños o son piezas grandes?… ¿tienen la misma forma o son diferentes?… ¿cuál es la que te gusta más?
Háblame ahora de su aroma… ¿a qué dirías que huele?… ¿hay algún ingrediente que huele más que otro?… ¿es la mezcla de aromas lo que te gusta o la diferencia de olores alternándose?… ¿cuántos olores puedes diferenciar?
Y cuando te llevas un bocado a la boca… ¿cómo es su textura? ¿qué sensaciones notas en la lengua, en el paladar…? ¿cómo es su temperatura?… ¿y su sabor?… ¿desaparece su sabor antes de tragarlo o todavía perdura cuando lo ingieres hacia tu interior?
¿Cómo lo recibe tu cuerpo?… ¿notas que su digestión es ligera o te resulta un poquito costosa? ¿te deja espacio para mezclarlo con otros platos y sabores o prefieres deleitarte solo con este?… ¿cuánto necesitas comer de este plato tan exquisito para sentirte satisfech@?…
¡Ya lo tengo!
Es algo que seguramente has comido muchas veces en casa de tu madre o de tu abuela… y quizás después aprendiste a hacerlo tú o hubo otras personas que te lo ofrecieron desde el amor que sentían al preparar tu plato favorito…
Tal vez es algo que has descubierto hace poco y llamó tu atención poderosamente aunque no sabes muy bien por qué… o algo que probaste por casualidad y captó tu interés… momentos de saborear… de darse cuenta… de estar contigo mism@…
Es algo que a veces comes cuando estás sol@ para darte un regalo y disfrutar de un momento de placer y otras veces comes en compañía de amigos, familia y personas que quieres simplemente por el placer de compartirlo mientras te enfrascas en risas y conversaciones…
En definitiva… es algo que te llena el alma y que despierta tus sentidos y tus emociones… aunque a veces te pase desapercibido…
¡¡¡Uaoooooo, qué belleza!!!
Práctica
¿No sería fantástico disfrutar cada bocado y cada sorbo que nos lleváramos a la boca con el mismo deleite de tu plato favorito?
Sí, ya sé… esto es sumamente difícil cuando te encuentras en medio del algarabío que se forma con la música, la familia, los amigos, las ausencias, la abundancia, la escasez… y si encima no estás un poco entrenado… misión imposible…
Sin embargo, ahora que estoy experimentando esto del disfrute de la comida y la alimentación consciente, me niego a sentarme a la mesa y engullir bocado a bocado sin darme cuenta casi de lo que como hasta que mi estómago dice “¡Por favor, basta ya!”
Así que te propongo acompañarme en esta pequeña práctica que sí está al alcance de cualquiera que quiera probar:
¿Qué te parece si durante estos días nos tomamos unos segundos cuando nos sentamos a comer para observar la mesa, recrear nuestra vista con el arco iris de la comida, la vajilla, la mantelería…, deleitarnos con los olores que se desprenden de tan ricos manjares y darnos cuenta de cómo nuestra boca y nuestro cuerpo se predispone a dar buena cuenta de ellos?
Yo elegiré la comida de mediodía, pero tú puedes hacerlo con la que te resulte más cómoda: el desayuno, la cena, un aperitivo…
Si te agobia hacerlo en cada comida, también puedes elegir cuántas veces quieres probarlo.
No es necesario que paralices al resto de tu familia o amigos mientras haces esto… tan solo te llevará unos segundos y a continuación podrás sumergirte en el algarabío con ellos… no se darán ni cuenta, aunque… quizás te apetezca compartirlo y que también ellos puedan deleitarse con sus platos favoritos… ¿qué te parece?
Un abrazo fuerte y ¡Feliz Navidad!
Me encanta la idea. Me sumo al desafío. Mi mente viajó en el tiempo a mi niñez… Me trajo olores y sabores de niña…de comida de mi abuela y con ellos, recuerdos de aquellas épocas que atesoro en un rincón de mi alma. Gracias por ayudarme en este viaje…y feliz Navidad!!!
Excelente artículo.-