Técnica para paliar y eliminar el dolor
Dolor en el cuello, en los hombros, en la zona lumbar, codo, rodilla… Seguro que te resultan familiares… incluso más de lo que te gustaría…
A menudo terminamos el día con dolores focalizados en distintas partes del cuerpo derivados de las posturas de larga duración que hemos tenido que mantener o de los esfuerzos físicos que nos ha tocado llevar a cabo.
En este post te presento la técnica de meditación “Atención Sostenida a los Puntos de Dolor”, especialmente indicada para paliar, e incluso eliminar el dolor o dolores locales que nos acompañan de forma habitual o que aparecen de forma puntual.
Accede directamente a lo que más te interese:
Preparación
Elige un lugar tranquilo y un momento del día en el que sepas que no te van a molestar.
Acuérdate de silenciar el móvil, la televisión o cualquier otro aparato que pueda distraer tu atención.
Si te apetece, puedes poner un poco de música relajante de fondo. No es necesario, pero hay a quien le ayuda a mantener la concentración…
En cuanto a la postura, en esta práctica a mí me gusta más estar sentada o de pie porque me permite focalizar mejor la atención.
Explora cuál es la mejor posición y forma para ti…
… pero no lo explores todo en un día… Ve probando cada día en una postura, en un lugar, con música o sin música… y a los pocos días, ya sabrás qué es lo ideal para ti…
Elige el punto de dolor físico
Esta técnica es para gestionar los dolores físicos de uno en uno, así que el primer paso es elegir el dolor a tratar en cada sesión. Si no lo haces al principio, es muy probable que cuando empieces la práctica aparezca más de un punto de dolor y tu mente comience a pulular de uno a otro sin saber en cuál quedarse.
No hay un punto mejor ni peor para empezar. Realmente puedes elegir el que más te apetezca. No obstante, si no tienes mucha práctica con esta técnica o con la Exploración Corporal, te recomiendo que no elijas el dolor más intenso que sientas ni tampoco el más leve… Mejor elige uno intermedio…
Ten en cuenta que, cuanto más atención prestamos a una cosa, más detalles captamos de ella. En el caso del dolor, esto significa, entre otras cosas, que la señal de dolor, en un momento dado, puede intensificarse… Esto es normal. No es que “estés empeorando”, sino que, como le estás prestando más atención, notas más las sensaciones… las sientes más…
Si eliges comenzar por el dolor más intenso y la sensación se hace todavía más grande, puedes caer en la tentación de abandonar la práctica antes de haber podido comprobar sus beneficios.
Por el contrario, si eliges un dolor muy leve, es posible que tu mente se vaya una y otra vez a los puntos de mayor intensidad y te resulte más difícil mantener el foco de atención.
Comenzamos…
Una vez ubicado y elegido tu punto de dolor, cierra los ojos, toma una respiración profunda por la nariz y sueeeeelta por la boca… Realiza esta respiración dos o tres veces… según te apetezca… y a continuación, respira de manera natural…
Mantente unos instantes observando cómo el aire entra a través de la nariz y cómo, después de una breve pausa, comienza su camino de vuelta hacia el exterior y, cuando te sientas preparad@, dirige lentamente la atención hacia el punto de dolor.
La Observación
Observa cómo es… comienza a explorar el espacio que ocupa en tu cuerpo… ¿dónde está localizado?… ¿hasta dónde se extiende?… ¿es un punto pequeñito u ocupa un área más grande?…
No tengas prisa… explora con calma… ¿puedes ver la forma que tiene?… quizás es como una bola redonda… quizás como un bloque duro… o una superficie granulosa… Puede tener miles de formas… Obsérvalo bien… descubre su forma…
¿Y el color?… tiene algún color… es algún color definido o quizás una mezcla entre varios…
Sigue mirando internamente… con los ojos cerrados… a través de tu atención… observa si va cambiando su forma o su color a medida que lo miras o se mantiene siempre igual…
¿Y su intensidad?… ¿cambia a medida que lo observas?… ¿parece que se pierde?… ¿o aumenta su intensidad?… quizás no hay cambios…
Todo está bien… solo observa cómo es…
El contacto
¿Puedes tocarlo?… ¿Cómo es la sensación a tu tacto?…
Tranquila, no estás loca, ni esto es una tontería… eso solo es un pensamiento…
Permítete continuar en la práctica… Sigue investigando…
¿Es suave?… ¿Rugoso?… ¿Está frío?… ¿Caliente?…
Quizás no se deja tocar… o no te apetece tocarlo… no pasa nada… está bien… sigue observando…
El diálogo
¿Qué tal si le dices algo?… Sí, sí… al dolor… Mentalmente… ¿Qué tal si le dices: “Hola… te veo… te siento”?… Observa atentamente si se produce algún cambio en el dolor… en la forma, en el color, en la intensidad… quizás comienza a cambiar de sitio, a moverse… o quizás no hay ningún cambio… sigue igual… Todo está bien…
Observa también si responde a tu saludo… no trates de hablar por el dolor… En este momento, imagina que el dolor es otra persona que puede hablar por sí misma… simplemente, espera a ver si te responde al saludo…
Continúa hablando con él… pregúntale para qué está aquí… qué mensaje tiene para ti… espera su respuesta, mientras sigues observando con calma, con paciencia… dándote cuenta de cualquier cambio que se produzca…
Si no te responde nada, sigue mirándole en silencio… tratando de acercarte a él… de acariciarle…
Tal vez seas tú quien no tiene ganas de hablar con él… quizás te sientas enfadada con él… puede que solo quieras que se vaya…
Si es así, no te obligues… tómate tu tiempo… continúa observando… Poco a poco, ve tomando consciencia de que ese dolor está ahí y además está ahí por un motivo…
Trata de averiguar cuál es… con amabilidad… Pregúntale qué necesita para marcharse…
Continúa atenta a todos los cambios que se produzcan…
El movimiento
Si comienza a moverse de sitio, permíteselo… observa cómo cambia su forma… qué camino toma… síguele atentamente con tu atención…
Puedes continuar dialogando con él mientras se mueve o puedes esperar a que se detenga de nuevo para reanudar el diálogo… como tú lo sientas… Mucha paciencia, no hay ninguna prisa…
Cómo terminar
Tal vez hoy no sea el día en que podáis dialogar… os acabáis de ver por primera vez o, simplemente, no tienes ganas de hablarle o es él quien no tiene ganas de comunicarse. Todo está bien… sé respetuosa… ya lo haréis en otro momento…
Si sientes que ya está bien por hoy, despídete de él antes de salir de la práctica… Dile: “Ahora me voy a marchar, pero ya te he visto… ahora sé que estás aquí y cómo eres… Volveré en otro momento para hablar contigo…”
Quizás sí que habéis podido hablar o comunicaros en mayor o menor medida… pregúntale qué necesita de ti para que se relaje y baje de intensidad… y dile también lo que tú necesitas que haga él mientras esté contigo… Puedes decirle: “Necesito que bajes la intensidad… que seas más suave conmigo… Ahora ya sé que estás aquí y lo que necesitas”… Dile también que seguiréis hablando en otro momento…
En uno y otro caso, cuando sientas que es momento de terminar la práctica, te despides amablemente hasta la próxima ocasión, tomas una respiración profunda, vas tomando consciencia del lugar en el que te encuentras y del momento del día que es y, cuando te sientas preparada, abres los ojos…
Tómate unos instantes para comprobar si ha habido algún cambio en la intensidad o en el lugar en el que sentías el dolor.
Sin más… sin buscar nada… simplemente, te das cuenta de si ha habido algún cambio o no…
Consideraciones finales
Los diálogos y aspectos a observar que te he indicado son un ejemplo orientativo.
En tu práctica puedes establecer tus propios diálogos y descubrir otros detalles diferentes.
Lo importante es mantener la atención focalizada en el dolor
… y, a partir de ahí,
captar todos los detalles que puedas y observar todos los movimientos que se vayan produciendo
… sin esperar nada concreto… sin buscar nada… solo observar… Si no hay ningún cambio ni movimiento, también está bien…
Por otra parte,
el trabajo con el dolor requiere paciencia y constancia.
No hay un número de sesiones establecido para paliar o eliminar un dolor.
Cuanto más desarrolles tu sensibilidad corporal y tu capacidad de atención, más fácil te será.
Mi recomendación, si tienes varios puntos de dolor, es que estés dos o tres días practicando en un mismo punto y vayas alternando con períodos de descanso o de atención a otro punto.
También es bueno practicar esta técnica en combinación con la Exploración Corporal, indicada para desarrollar la sensibilidad por todo el cuerpo.
Espero que te sean útiles 🙂
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