¿Qué es el ego?
En este post vamos a hablar de qué es el ego, algo que todos tenemos y que condiciona, en mayor o menor medida, el modo en que nos comportamos, nos relacionamos y, en definitiva, vivimos la vida.
Algunos ignoran por completo su existencia o han oído hablar vagamente de él sin prestar mucha atención, lo cual les lleva a vivir totalmente poseídos por un ego que funciona en modo automático y deja poco espacio para la espontaneidad y la evolución personal.
Otros han investigado un poquito más y se han dado cuenta de que el ego es algo sobre lo que se puede actuar de forma consciente para recuperar el timón de la vida y elegir aquello que realmente quieren hacer, decir, lograr, etc.
Y solo unos cuantos han logrado ir más allá del ego y vivir la vida desde el Ser o la esencia que verdaderamente somos.
¿Dónde te ubicarías tú?
… Vamos a ver primero qué es todo esto del ego y cómo podemos identificarlo…
Accede directamente a lo que más te interese:
¿Qué es el ego?
Ego, en latín, quiere decir “yo” y representa el conjunto de pensamientos y creencias que tenemos y que nos hacen ser de una determinada manera.
Ego son las voces que oímos en nuestra mente, el diálogo mental que nos dice lo que hemos de hacer, de decir, cómo nos tenemos que comportar, lo que está bien, lo que está mal.
El ego es el parlanchín que nos dice cuánto valemos o cuánto valen los demás, que cosas puedo alcanzar o cuáles no, qué es importante y qué no lo es.
En definitiva,
El ego es el código normas internas que me hacen “ser como soy”.
Audio: Podcast Sentir y Crecer
Si te gusta más el audio, puedes escucharlo en este capítulo del Podcast Sentir y Crecer, desarrollo de la consciencia.
También puedes encontrarlo en las principales plataformas de podcast, como Spotify, Appel Podcast o Ivoox, entre otras.
¿Cómo se forma el ego?
El ego de una persona comienza a formarse cuando nacemos. Cuando venimos al mundo no tenemos ideas ni pensamientos. Evolucionamos a partir de dos células que se juntan y nuestro adn tiene toda la información necesaria para ir transformándose en cigoto, feto y bebé. A partir de ahí, nuestro instinto de supervivencia, que viene igualmente instalado en ese adn, nos hace ir aprendiendo del entorno.
Al principio son nuestros padres los que nos van diciendo: esto se hace así, esto no está bien, compórtate de esta manera, etc. Y todas estas instrucciones que nos van dando con la mejor de las intenciones, van cortando poco a poco nuestra espontaneidad y nuestra forma genuina de ser.
El cerebro de los bebés no sabe pensar. El pensamiento, la lógica y la razón se van desarrollando a medida que crecemos. En los primeros años de vida, un niño no tiene criterio para saber si lo que le cuentan sus padres es bueno o malo, es verdad o es mentira, es lo mejor para él o no. Simplemente, lo dicen sus padres y él lo asimila como certeza.
La mente de un niño todavía no tiene lógica, es fantasiosa y exagerada, pero también es rica en inocencia, creatividad y espontaneidad.
Desde esta mente en formación, el niño oye algo y se lo cree. Piensa algo y se lo cree. No se cuestiona si lo que piensa u oye es real. No se cuestiona si sus papás o sus profes o sus amigos realmente le quieren y solo le han dicho “eres malo” o “eres tonto” porque estaban enfadados o nerviosos o porque él había hecho alguna travesura.
Su mente, simplemente recoge ese pensamiento, lo registra y entonces crea un disfraz para actuar de forma que oculte esa idea o comportamiento que debe ser eliminado, o bien se adapte a él, si le han dicho que es bueno.
Los padres, el colegio, la sociedad, la cultura… poco a poco la mente va registrando todo lo que le llega y va creando y automatizando distintos disfraces, máscaras o personajes para ir cumpliendo esas expectativas que le llegan del exterior u ocultando esos aspectos de sí que no son bien recibidos.
Y de esta manera vamos conformando una identidad o forma de ser falsa que no es la que brota de esa espontaneidad y creatividad con la que nacemos, sino que es la que nos ayuda a ser aceptados y a encajar en el entorno en que vivimos.
El ego es una identidad falsa que busca ser aceptada y encajar en el entorno.
Esta gran ilusión se apodera de nosotros y nos roba la vida: creemos que somos todas esas creencias, pensamientos y personajes adaptados al entorno y las circunstancias y nos olvidamos de que en realidad somos seres espontáneos, creativos y libres para evolucionar según nuestro propio instinto e intuición.
Características del ego
- El ego es egoísta: siempre quiere lo mejor para él y siempre quiere tener razón. Busca su propia supervivencia y ser aceptado, con lo cual, «cree» que siempre hace lo correcto, dice lo correcto, piensa lo correcto, etc.
- El ego está volcado hacia el exterior. No mira hacia dentro, no me pregunta cómo estoy o qué es lo que quiero, sino que se ocupa de qué hacer para que me quieran, para que me acepten, para que me valoren, para que me integren. Es decir, está al servicio de los demás.
- El ego es victimista: como está volcado hacia el exterior, se piensa que el mundo es el culpable de todos sus males. Ellos son los responsables de lo que me ocurre a mí y, por tanto, son ellos los que tienen que cambiar. Esto me despoja de todo poder de bienestar ya que creo que no depende de mí. Entonces lo que hago es paralizarme, estancarme y quejarme de todo lo que me ocurre.
- El ego es insaciable: como no está a gusto, siempre quiere más. Más dinero, más bienes, más prestigio, más poder, más conocimiento. Busca formas de satisfacer su disgusto, de sentirse bien y lo hace de la única forma que sabe: fijándose en el exterior y queriendo adquirir más de todo eso que se le demanda. Sin embargo, esto le lleva al resultado contrario que espera: más insatisfacción, más inquietud interna, más irascibilidad y, en definitiva, más malestar.
¿Cómo identificar al ego?
Para identificar al ego hay que escuchar el diálogo mental que se produce en nuestra cabeza y observar nuestro comportamiento.
Sabrás que estás actuando a través del ego cuando oigas o veas:
- Quejas: el ego se queja constantemente porque, como la culpa de sus males la tienen los demás, él no puede hacer otra cosa que quejarse.
- Afirmaciones vehementes: el ego siempre quiere tener razón, por lo tanto, se va a empeñar en que todo el mundo vea las cosas como él las ve. Por eso, defenderá su opinión a cal y canto, sin dar tu brazo a torcer y volviendo una y otra vez a su razonamiento para tratar de convencer a los demás de que su visión es la buena.
- Comportamientos o reacciones exageradas: cuando el ego se siente amenazado se defiende con uñas y dientes. Enfados, miedos, tristezas desorbitadas, reflejan comportamientos de defensa aprendidos y automatizados que salen de nosotros sin que podamos controlarlo.
- Emociones o comportamientos insanos: envidias, celos, juicios, cotilleos. Todo esto son herramientas que el ego utiliza para desacreditar a los demás y continuar en su ilusión. Forma parte de su arsenal para culpar a los otros de su malestar en lugar de reconocer la parte de nosotros que no le gusta o que se siente herida.
También sabrás que estás actuando desde el ego cuando tu cuerpo dé señales de cansancio o enfermedad. Generalmente, éstas se producen cuando actuamos ignorando nuestras verdaderas necesidades, esas que solo descubrirás cuando dirijas la mirada hacia dentro; pero de esto, ya hablaremos en otro post.
¡Qué buen artículo Melania!! Me ha encantado porque para descubrirnos en el ego primero tenemos que conocer qué es y sus características y solo así podremos identificarlo. Así que gracias por tan generoso artículo, que nos dice de una forma clara y muy accesible en qué consiste el ego y así podamos seguir creciendo. Un abrazo y deseando de leer más artículos tuyos.
Muchas gracias, Carmen. Me alegro de que te haya gustado y lo encuentres útil.
Un abrazo fuerte.
Me parece impresionante tu post. Yo que ahora llevo meses trabajando muchísimo sobre esto, sobre las conductas aprendidas y las inseguridades , me siento súper identificada con lo que explicas.
Realmente bueno Melania
Hola, Isabel:
Darnos cuenta de todas esas conductas aprendidas es el primer paso para empezar a modificarlas, así que ¡enhorabuena y adelante!
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo fuerte.
Estupendo artículo, me ha gustado mucho las diferencias entre egos nunca había pensado antes en eso
Muchas gracias, Carmen. Me alegro de que te haya aportado algo nuevo.
Un abrazo fuerte y buen día.
Muy interesante, me ha gustado mucho la explicación y sobre todo, la aplicación práctica: hay que mirar hacia dentro en lugar de hacía fuera.
Lo que te ocurre y cómo te enfrentas a ello depende de ti. Hace tiempo que lo aprendí y me ha servido para llevar una vida más feliz, de aceptación, con menos quejas y en paz con las personas que me rodean.
¡Qué bien, Blanca!
Me alegro de tus descubrimientos.
Efectivamente, nos enganchamos al ego porque nos hace sentir seguros y, sin embargo, es mirando hacia dentro cuando descubrimos la verdadera seguridad que nos da la felicidad: esa que no depende de lo que ocurra en el exterior.
Gracias por compartir.
Un abrazo fuerte y buen día.
Hola!!
Me ha gustado mucho el post.
Y el vídeo de Fidel de la newsletter es buenísimo.
Que bien que estamos aprendiendo a quitarnos esas gafas poquito a poquito.
Gracias por tu acompañamiento .
Besitos
Me alegro de que te haya gustado. Gracias a ti, Bella, por animarte a quitarte esas gafas poco a poco 😉
Un abrazo fuerte.