Mindfulness: qué es y cómo se practica.
En los últimos años la palabra mindfulness ha ido introduciéndose en nuestro vocabulario y poco a poco se va colando también en las vidas de muchos que hemos decidido poner fin al estrés, la preocupación y la mente alborotada.
Incluso, cada vez hay más empresas que ofrecen programas de mindfulness para sus equipos porque ayuda a mejorar la comunicación, reducir el absentismo, gestionar el estrés o mejorar el clima laboral, entre otras muchas cosas.
En este post te cuento, en base a mi propio aprendizaje y experiencia, qué es mindfulness, cómo se practica y qué te puede aportar.
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¿Qué es Mindfulness?
La primera vez que yo oí hablar de Mindfulness fue asociado al nombre de Jon Kabat-Zinn, autor al que conocía por el libro “Vivir con plenitud las crisis”, aunque en la traducción al castellano, Kabat-Zinn no hablaba de mindfulness sino de Atención Plena.
Este libro cayó en mis manos justo cuando acababa la formación de yoga y me encantó porque era como traer al día a día lo que había estado aprendiendo y practicando durante la formación: prestar atención.
En yoga prestamos atención al cuerpo, a la respiración, a las sensaciones… y
en mindfulness prestamos atención a lo que ocurre en cada momento.
Esto quiere decir que no necesitamos ir a clase o retirarnos en soledad para practicar, sino que podemos practicar mindfulness en todo momento del día, sea lo que sea que estemos haciendo o con quién estemos: caminar, hablar, ducharnos, comer, bailar, saltar…
Aunque las tradiciones budistas ya contaban con meditaciones de atención plena desde hace 2.500 años, Kabat-Zinn fue el que “tradujo estas prácticas a un lenguaje occidental” y las estructuró de forma que pudiéramos integrarlas en nuestra vida cotidiana.
De esta manera,
Mindfulness comienza siendo una práctica de atención y termina siendo una actitud que nos permite vivir la vida con plenitud.
¿Por qué practicar mindfulness?
A través del mindfulness llevamos la atención a cosas del día a día que normalmente hacemos sin pensar o pensando en otras cosas.
Al traer la atención hacia estas rutinas, comenzamos a salir del “modo automático” para pasar al “modo presente” o «modo consciente».
Poco a poco nos convertimos en observadores de nuestra propia mente y de nuestro cuerpo y nos damos cuenta de cómo funcionamos. De esta manera, la mente se enfoca en lo que está haciendo en cada momento y podemos actuar de forma consciente, desde la calma, eligiendo lo que hacer en cada situación en lugar de reaccionar y actuar de forma incontrolada.
Es decir,
mindfulness nos permite gestionar mejor nuestras emociones, nuestras relaciones y nuestra vida en general.
¿Cómo practicar Mindfulness?
Generalmente, el entrenamiento Mindfulness requiere dos tipos de práctica:
La Practica Formal: es la que nos ayuda a sacar músculo a la mente y a reconectar con nuestro cuerpo.
Se trata de la meditación, propiamente dicha y de la práctica de ejercicio físico consciente, como puede ser el yoga.
Para meditar, inicialmente, suelen utilizarse las técnicas de Atención a la Respiración y Exploración Corporal. Estas técnicas, además de ser más sencillas para empezar, nos conectan instantáneamente con el cuerpo y el momento presente, ya que tanto la respiración, como el cuerpo, están siempre aquí y ahora.
En cuanto a la práctica física, también pueden aplicarse otras técnicas. Lo importante es que se acompañen de la atención al movimiento, las sensaciones, etc.
La Práctica Informal: es la que aplicamos en el día a día. Consiste en ir eligiendo momentos del día a los que prestar atención de forma deliberada.
Al principio, conviene centrarse solo en una o dos actividades que hagamos cada día y mantener la atención en ellas durante una semana. A la semana siguiente, se elegirán otra u otras dos actividades y así sucesivamente.
En esta práctica informal se trata de observar qué pensamientos aparecen en la mente mientras hago esa actividad, qué sensaciones aparecen en cada parte de mi cuerpo, qué emociones están presentes, cómo son los movimientos del cuerpo, cómo es la expresión de mi cara…
Pero no solo llevamos la atención al interior, sino que también incluimos el exterior: qué sonidos puedo escuchar, qué colores veo, qué formas, objetos, personas forman parte de este momento, cómo es el tiempo en el exterior, etc.
Se trata de observar y captar todos los detalles posibles.
El primer día te darás cuenta de unas cosas, el segundo día podrás captar nuevos detalles y así. A medida que avances en la práctica, se irá ampliando tu capacidad para captar todo cuando ocurre dentro y fuera de ti.
Beneficios del mindfulness
Aparte de los que te he dicho antes, podría darte una lista enorme de beneficios que aporta el mindfulness. Por ejemplo:
- Aumenta la concentración.
- Nos ayuda a aceptar la realidad tal como es.
- Nos permite funcionar con efectividad frente a emociones difíciles (enfado, ansiedad, depresión, etc.)
- Reduce el estrés y el sufrimiento.
- Mejora la calidad del sueño.
- Relaja el cuerpo y la mente.
- Recarga las energías del propio cuerpo.
- Amplia el conocimiento de nosotros mismos.
- Etc.
Pero si tuviera que destacar algo, te diría que el Gran Regalo Mindfulness es este:
Mindfulness hace que no pase ni un instante más en tu vida en el que digas:
“Jo, se me ha pasado el día y no me he enterado”
… Tu vida es muy valiosa… Tú decides los momentos que quieres ir perdiendo por el camino…
Cómo empezar a practicar Mindfulness
Si quieres empezar a a practicar por tu cuenta, aquí te dejo una práctica informal:
y también cómo empezar con la práctica formal:
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